
Con una profunda vocación por el campo y una herencia familiar ligada a las ciencias agrarias, René Javier Orué Gómez, egresado de la Universidad Nacional Agraria (UNA), generación 2003-2008 de la carrera de Ingeniería Agronómica Generalista, comparte su historia profesional y el papel clave que jugó la universidad en su formación.
“Desde pequeño siempre dije que iba a ser agrónomo. Siempre me ha gustado el campo, desde la óptica de la profesión del agrónomo. Vengo de una familia de agrónomos y eso sin duda marcó mi camino”, afirma con convicción.
Para René, elegir la UNA fue una decisión natural, motivada por la tradición, experiencia y prestigio de la institución en la formación de profesionales del agro:
“Una de las razones principales por las que decidí estudiar en la Universidad Nacional Agraria es porque, como su nombre lo dice, creo que es la Universidad Nacional de Agricultura que tiene Nicaragua. Su tradición y experticia fueron clave para mí”
Actualmente, René dirige operaciones en Casablanca, una empresa ubicada en Carazo, dedicada a la producción de hortalizas bajo agricultura protegida e hidroponía. La iniciativa nació hace cuatro años con el objetivo de innovar y desarrollar una zona agroclimática que tradicionalmente no se asocia con este tipo de cultivos.
“Casablanca abarca desde labores culturales en planta, nutrición, riego, entomología y enfermedades. Personalmente, el área que más me marcó desde la universidad fue la entomología. Hasta hoy sigue siendo mi mayor pasión dentro de la agronomía”.
René recuerda con especial aprecio a varios docentes, pero destaca al Ing. Moisés Blanco Navarro, quien fue su tutor de tesis y lo acompañó en un proyecto poco convencional: el estudio del cultivo de nopal, una planta no tradicional en Nicaragua.
Además del enfoque técnico, en Casablanca también se promueve la equidad de género, integrando activamente a mujeres en todo el proceso productivo, desde el vivero hasta el empaque final:
“Las mujeres aportan un balance importantísimo en todos los ámbitos y en la profesión del agrónomo también. Ese nivel de detalle y de ver las cosas con ojos distintos a los nuestros es un plus. Además, elevan la imagen de la agronomía como una profesión para todos, sin distinción de género”.
Consciente de los retos, René señala que muchas iniciativas de agricultura protegida fracasan por falta de planificación, y que el éxito requiere preparación y conocimiento técnico:
“La agricultura protegida puede ser incluso más compleja que la agricultura a campo abierto. Nuestro éxito ha sido tener expertos con experiencia y dominar aspectos clave como el riego y la fertilización, que siguen siendo un talón de Aquiles en la agricultura nacional”.
Compañero Miguel Obando, codirector del Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecauria (INTA)
A los futuros profesionales de las ciencias agrarias, René les deja un consejo claro y honesto:
“Voy a repetir un consejo que me dieron en la Agraria: conviértanse en profesionales cultos, con una imagen distinta de la que el mundo ha vendido del agrónomo. Y sean autodidactas. No dejen la labor del aprendizaje solo a la universidad. Los conocimientos que se llevan van a depender de cada uno. La universidad es un medio, pero el aprendizaje verdadero está en el interés personal”.
Con historias como la de René Orué, la Universidad Nacional Agraria reafirma su compromiso con la formación de profesionales capaces de transformar el campo nicaragüense con innovación, visión crítica y pasión por la tierra.